El ingreso de mujeres a carreras vinculadas con la tecnología en todo el país fue menor al 17% entre 2010 y 2015. En las universidades locales el porcentaje de presencia femenina en las aulas es todavía más bajo que a nivel nacional.
La industria tecnológica es otro de los ámbitos en los que las mujeres son minoría. Y para medir la magnitud de la brecha de género existente en el sector, la organización “Chicas en Tecnología” recopiló y analizó los datos de las matrículas de 81 universidades nacionales públicas y privadas de todo el país.
Como resultado estableció que del total inscripciones registradas entre 2010 y 2015 a las carreras vinculadas con la programación, apenas el 16,02% correspondieron a mujeres. El estudio incluye información de la Universidad Nacional de Mar del Plata, que revela que entre 2014 y 2015, del total de inscripciones a la carrera de Ingeniería en Sistemas hubo un 13.49% de mujeres y un 86,51% de varones.
El trabajo también contiene datos sobre la Universidad Fasta, donde se estableció que entre 2010 y 2015 hubo un 10,93% de inscripciones de mujeres contra un 89,3% de inscripciones de hombres para estudiar Sistemas o Programación. Tras recopilar los datos suministrados por las propias universidades y el Ministerio de Educación de la Nación, “Chicas en Tecnología” elaboró un ranking de los establecimientos educativos con mayor presencia de mujeres en sus carreras tecnológicas y ubicó en primer lugar a la Universidad Nacional de La Rioja, con un 25,94% de presencia femenina.
Las cifras colocan a las dos universidades marplatenses por debajo del promedio nacional y muestran que en 2015, ambas instituciones recibieron en sus carreras tecnológica a sólo 1 mujer por cada 5 varones. Al explicar los motivos para realizar este trabajo, la directora ejecutiva y cofundadora de Chicas en Tecnología, Melina Masnatta, le explicó a LA CAPITAL que uno de los objetivos centrales de la ONG consiste en “cerrar la brecha de género que existe dentro del ecosistema emprendedor tecnológico”. Por eso consideraron “crucial” iniciar su tarea estableciendo en qué medida la presencia de hombres dentro del sector es “abrumadoramente mayoritaria” que la de las mujeres.
“Más allá de las percepciones o de las suposiciones sabemos que lo que no se mide no se mejora ni evoluciona. Por eso nos sentimos con la responsabilidad de responder frente a esta problemática de una manera sólida”, indicó. Masnatta explicó que antes de que la ong realizara esta tarea, en el país no existía una base de datos pública y abierta de los y las estudiantes de carreras relacionadas a la programación.
Por eso la institución se asoció con Medallia para realizar un relevamiento que demandó 4 meses para, en primer lugar, identificar cuál es la oferta académica existente en el país. “Consultamos las páginas web de instituciones educativas, nos contactamos con las universidades y realizamos un pedido de acceso a la información pública al Ministerio de Educación”, indicó. Masnatta destacó que el trabajo arrojó como resultado una cifra concreta, a escala nacional, sobre cuál es el porcentaje de mujeres que se forman en carreras vinculadas con la programación.
“El número del 16,02% es malo, sí, pero ahora lo conocemos y podemos hacer algo para mejorarlo”, señaló.
Al analizar las cifras en profundidad, los datos también proporcionaron información reveladora, como por ejemplo, que las universidades con más presencia de mujeres no son las que registran la mayor cantidad de inscripciones en general. “El ranking de universidades con más presencia femenina marca la existencia de posibles espacios de preferencia entre las mujeres y nos lleva a preguntarnos qué hacen estas instituciones, si es que hacen algo en particular, para tener los resultados que tienen”, comentó.
Según los datos, las universidades más grandes del país, a pesar de tener la mayor cantidad inscripciones, cuentan con un porcentaje de mujeres inscriptas que no superan el 17%. Por otro lado la Universidad Nacional de La Rioja encabeza el ranking de instituciones con mayor porcentaje de mujeres (25,94%), seguida por la Universidad Nacional del Comahue con un 23% y la Universidad Nacional de Jujuy con un 22%.
Además del análisis de los ingresos, Chicas en Tecnología consideró también las reinscripciones de las carreras, es decir el número de personas que retomaron sus estudios luego de haber perdido su condición de estudiantes regulares.
En ese aspecto, se determinó que del total de las reinscripciones producidas entre 2010 y 2015, solo el 18% (62.643) correspondieron a mujeres, lo que sugiere la existencia de una mayor dificultad para retomar sus estudios que en el caso de los varones. En cambio, al momento de analizar los egresos se determinó que la proporción de mujeres que se recibió fue más alta que la proporción de mujeres que se inscribió.
Los números marcan que sobre un total de 21.492 personas que obtuvieron su título entre 2010 y 2015, el 21% fueron mujeres.